No adoptes nunca el nombre que te dé
la policía
No acerques tu caricia a la piel del
invasor
No comas de su trigo, no bebas más su
leche
No dejes que tu alberca la vuelvan
lodazal
No esperes casi nada de su
magistratura
No reces en su lengua, no bailes con
sus ropas
No pierdas nunca el agua que duerme a
los guardianes
Ni alojes en su boca la sal de tu
estupor
No guardes en el sótano más bombas
incendiarias
No firmes con tu letra los presagios
del poder
No tiendas más cadáveres en la
comisaría
No esperes nunca nada de la voz del
ataúd
No entregues tu camisa a ninguno de
sus bancos
Ni viertas en tu vientre el pozal de
una bandera
No lleves a tu amigo a los pies del
impostor
No dejes que su lengua fructifique
tras tu casa
No permitas a tus hijos,
nunca dejes a tus hijos
esconderse en su jardín.
Versión musicada por el Niño de Elche: